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martes, 11 de marzo de 2008

COLADOR CON AGUA ... ¡!!


http://www.youtube.com/watch?v=ogdflEs01Mk

Un grupo de devotos invitó a un maestro de meditación a la casa de uno de ellos para que los instruyera.
El maestro dijo que debían esforzarse por liberarse de reaccionar en demasía
frente a los hechos de la vida diaria, por lograr una actitud de reverencia,
y por adquirir la práctica regular de un método de meditación que, a su vez,
les explicó en detalle.
El objetivo era darse cuenta de que la vida divina está presente en todo.
“Es estar conscientes de esto no sólo durante el período de meditación,

sino constantemente, en lo cotidiano. El proceso es como llenar un colador con agua.”
El maestro hizo una reverencia ante ellos y partió.
El pequeño grupo se despidió de él y luego uno de ellos se dirigió a los demás,

echando chispas de frustración, “Lo que nos dijo es como decirnos que nunca
podremos lograrlo. ¡Llenar un colador con agua! ¿Cómo? Eso es lo que ocurre,
¿no?. Al menos para mí. Escucho un sermón, rezo, leo algún libro sagrado,
ayudo a mis vecinos con sus niños y ofrezco el mérito a D-os, o algo por el estilo y después me siento elevado. Mi carácter mejora durante un tiempo... no me siento tan impaciente, ni hago tantos comentarios sobre otras personas. Pero pronto el efecto se disipa, y soy el mismo que antes. Es como agua en un colador, por supuesto. Y ahora él nos dice que eso es todo.”
Siguieron reflexionando sobre la imagen del colador sin lograr ninguna solución que los satisficiera a todos. Algunos pensaron que el maestro les decía que las personas como

ellos en este mundo sólo podían aspirar a una elevación transitoria, otros creyeron que el maestro simplemente les estaba tomando el pelo. Otros pensaron que tal vez se estaría refiriendo a algo en los clásicos que suponía que ellos sabían... buscaron, entonces,
referencias sobre un colador en la literatura clásica, sin ningún éxito.
Con el tiempo, el interés de todos se desvaneció, excepto el de una mujer que decidió

ir a ver al maestro.
Él le dio un colador y un tazón, y fueron juntos a una playa cercana.

Se pararon sobre una roca rodeados por las olas.
“Muéstrame cómo llenas un colador con agua”, le dijo el maestro.
Ella se inclinó, tomó el colador en una mano y comenzó a llenarlo con el tazón.

El agua apenas llegaba a cubrir la base del colador y luego se filtraba a través
de los agujeros.
“Con la práctica espiritual es lo mismo,” dijo el maestro,

“mientras uno permanece de pie en la roca del Yo e intenta llenarla con cucharadas
de conciencia divina. No es ése el modo de llenar un colador con agua, ni nuestra
esencia con vida divina.”
“Entonces, ¿cómo se hace?”, preguntó la mujer.
El maestro tomó el colador en sus manos y lo arrojó lejos al mar.

El colador flotó unos instantes y después se hundió.
“Ahora está lleno de agua, y así permanecerá.” dijo el maestro.

“Ese es el modo de llenar un colador con agua, y es el modo de realizar la práctica
espiritual. No se logra vertiendo pequeñas dosis de vida divina en la individualidad,
sino arrojando la individualidad dentro del mar de la vida divina”.


1 comentario:

Susana Vera-Cruz dijo...

Mi querida amiga, que verdadero trozo de meditación. Ojalá todos tuviéramos esa sapiencia para etender algunas frases que dan los maestros y aplicarlos a nuestra propia vida, que a veces la vemos tan muerta, aun teniendo la felicidad a nuestro lado.
Si duda nos falta mucho.

Da para meditar mucho.

Cariños mi niña.

VIDEO

El video es un regalo para todos uds.
El que guste se lo puede llevar ... mas
arriba esta el enlace con Youtube.
Que tambien tiene autorizacion para
hacerlo conocer al mundo. Gracias a
todos. Silvi.

La tierra

Niño indio, si estás cansado, tú te acuestas sobre la Tierra, y lo mismo si estás alegre, hijo mío, juega con ella... Se oyen cosas maravillosas al tambor indio de la Tierra: se oye el fuego que sube y baja buscando el cielo, y no sosiega. Rueda y rueda, se oyen los ríos en cascadas que no se cuentan. Se oyen mugir los animales; se oye el hacha comer la selva. Se oyen sonar telares indios. Se oyen trillas, se oyen fiestas. Donde el indio lo está llamando, el tambor indio le contesta, y tañe cerca y tañe lejos, como el que huye y que regresa... Todo lo toma, todo lo carga el lomo santo de la Tierra: lo que camina, lo que duerme, lo que retoza y lo que pena; y lleva vivos y lleva muertos el tambor indio de la Tierra. Cuando muera, no llores, hijo: pecho a pecho ponte con ella, y si sujetas los alientos como que todo o nada fueras, tú escucharás subir su brazo que me tenía y que me entrega, y la madre que estaba rota tú la verás volver entera. Gabriela Mistral

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