Uno de los Jasidim del Rebe Rashab trabajaba como contratista para el gobierno.
Ciertos individuos sentían fuertes celos por su éxito. Con mucha maldad elaboraron una calumnia y lo denunciaron ante la ley.
Su juicio iba a llevarse a cabo en Peterburg.
El jasid, a pesar de ser absolutamente inocente, no poseía evidencias o testigos que avalaran sus palabras. Sin embargo, las personas que deseaban dañarlo tenían pruebas fraguadas y testigos falsos para presentar ante la justicia.
El jasid visitó al Rebe Rashab en Lubavitch.
El Rebe le dijo:
“Seguramente viajas a Peterburg en tren.
¿En qué clase viajas?”
El jasid respondió:
“En segunda o tercera clase”El Rebe le dijo:
“¡Viaja en primera clase!”
El Rebe lo bendijo y el jasid emprendió su viaje. Hizo como el Rebe le indicó y viajó a Peterburg, al juicio, en primera clase.
Ésta consistía en pequeños compartimientos para dos personas.
Viajó toda la noche junto a otro pasajero.
Al otro día, muy temprano, tomó su Talit y Tefilín y se preparó para la Plegaria.
Sus rezos brotaron de lo profundo de su corazón pues se hallaba en un gran problema.
Cuando concluyó la Tefilá, recitó Tehilím (Salmos) volcando su alma a Di-s.
Su vecino de camarote estaba acostado en su sitio y el jasid creyó que aun dormía. Pero en realidad estaba totalmente despierto y siguió cada movimiento del judío.
Después de un rato se levantó de la cama, se lavó y sacó algunos alimentos y se dispuso a desayunar. También el jasid tomó su comida y se sentó frente a su vecino para comer. Entretanto comenzaron a conversar. La charla se desvió de un tema al otro,
hasta que el pasajero le preguntó:
“¿Por qué lloraste tanto durante tus rezos?
Noto en tu rostro que sientes una profunda preocupación y desasosiego
le relató acerca de la infame calumnia ideada en su contra y todo el tema en general.
Cuando arribaron a Peterburg, se despidieron y cada uno tomó rumbos distintos.
Después de unos días comenzó el juicio. Y con enorme sorpresa, el jasid reconoció inmediatamente al juez. Era su compañero de camarote en el tren.
Éste, luego de haber oído la historia de boca del acusado,
relatada con absoluta ingenuidad, comprendió que se trataba realmente de
una vil falsedad, y luego de investigar el caso, lo absolvió.
Entonces el jasid comprendió por qué le Rebe le había indicado viajar en primera clase.
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